Episodio TRES: PERDERSE

A los boludos se nos hace muy fácil perdernos

Las y los boludos tenemos una característica que funciona muchas veces como un patrón común para todos y todas. Es como una forma unificada de actuar que pareciera sacada del mismo manual de instrucciones. Y acá les va mi hipótesis así, sin anestesia y con la crueldad más eficiente posible: "a los boludos se nos hace muy fácil perdernos a nosotros mismos".

El por qué exacto de esta afirmación podría decir que aún está en proceso de investigación. Pues, como buen boludo, he sabido perderme a mi mismo varias veces a lo largo de mi vida. E indagar sobre las causas de eso implica, necesariamente, volver a transitar algunas de esas dolorosas experiencias. Pero bueno, a los fines de fortalecer nuestra comunidad, acá estoy, dispuesto a ponerle el pecho a las balas.

Hay algunas teorías de que esto de perdernos se debe a los cambios que atravesamos las personas cada siete años, que es el tiempo que lleva a nuestras células restituirse. Hay otras que hablan de las crisis por etapas de la vida; "la crisis de los cuarenta seguramente sea una de las más conocidas"; ya que mucho se habla de ella y cuando te vas acercando ya te predisponés como el orto a pasarla mal por si acaso.

Están también las crisis de los momentos culmine: los primeros pasos, el destete, el control de esfínteres, la escolarización, el cambio de dentición, la adolescencia, la vida universitaria y/o el mundo del trabajo. La vida en pareja o la decisión de irse de la casa mapaterna; la independencia económica, el matrimonio, la separación, y el divorcio. O para otros y otras, quizás con mejor suerte, las bodas de plata, de oro o de diamantes. Y hacia el final de nuestra vida, la jubilación, la menopausia o andropausia. La enfermedad, la pérdida de la autonomía y la muerte. Siendo está última el único momento en el que ya no corremos el riesgo de caer en la misma trampa y perdernos otra vez.

Lo cierto, y muy cierto, es que los que somos boludos, pero boludos posta. Siempre agarramos más de una de esas excusas para perdernos. Y acá la pregunta de rigor: ¿Es posible para nosotros y nosotras transitar estas crisis o algunas de ellas, sin perdernos a nosotros mismos?

Porque pareciera que en nuestro ADN existe la no posibilidad de transitarlas pacífica, coherente y amorosamente. Y ahí estamos listos para ser las reinas y los reyes del drama y nos perdemos. Nos perdemos groso, eh? Nos perdemos H
hasta el punto de llegar a cansarnos de nosotros mismos. De habitar esas ganas irrefrenables de salir corriendo a cualquier lado, donde ni nuestra propia sombra nos pueda seguir.

Y perdernos nos sale fácil. Pero buscarnos nos cuesta un huevo. Y encontrarnos es casi una misión imposible. Es doloroso, desgarrador. Es la mayoría de las veces "lo negado" consciente o inconscientemente. O lo que definitivamente nos cuesta ver o aceptar. De ahí es que nace la necesidad de tener ese grupo de soporte para los momentos difíciles.

Y los boludos y boludas atravesamos las crisis de una manera muy estrepitosa. Como en una montaña rusa de emociones, placeres y displaceres. Culpas y miedos que les puedo asegurar que son siempre, más pequeños de lo que se ven en el momento en el que los estamos transitando. Y solo nosotros podemos entender lo que nos está pasando. Y hasta algunas veces nos enoja que alguien intente "ponerse en nuestro lugar". ¿Qué te pensás?¿Qué es fácil lo que estoy viviendo?¿Qué cualquiera puede sentir lo que estoy sintiendo, porque así de fácil soy? 

Pues no señor. No señora. Atravesar la tragedia de mi vida no es algo que cualquiera pueda hacer. Y su usted tiene la osadía de intentar comprender lo que estoy viviendo. Es porque no me valora o no me conoce ni un poquito. Porque soy la complejidad personificada. Soy lo difícil encarnado. Soy lo indescifrable que no busca ser interpretado.

Pero, y acá viene la parte buena para que no parezca un diario suicida. Los boludos encontramos en algún momento de esa crisis, la posibilidad de necesitarnos y sentipensar: "qué falta me hago".
 
Porque de ahí brota la fuerza, la energía que nos hará sentir que somos capaces de reconectar con la esencia de lo que somos. Vamos a poder modificar o descartar lo que no nos gusta y no nos hace bien. Y hasta ser capaces de construir formas y estilos nuevos de ser y estar en este mundo. Pero nunca dejando de lado que, en algún momento u otro de nuestra vida, somos simple y complejamente, "un boludo o boluda más".

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