EPISODIO CATORCE: POR AMOR TE PERDONÉ LO QUE NO SE PERDONA

Y acá estoy otra vez solo. Sentado en mi sillón y repasando nuestra última charla. Sintiendo el cansancio de querer justificarme sin estar convencido de que tenía que hacerlo. Intentando explicarme pero sabiendo dentro de mí que sería en vano y estéril, porque tu enojo te nubla la mirada y te saca la posibilidad de intentar, aunque más no sea, ponerte en el lugar del otro.

Acá estoy otra vez escuchándote y sabiendo que no estás siendo del todo sincero conmigo. Que estás intentando transgredir la realidad para que se amolde a la medida de tu enojo; y que desde ese lugar sos capaz de poner en duda si soy o no una buena persona. Como si no me conocieras.

Acá estoy agobiado por haber permitido tus descuidos y por haber reaccionado con formas que no son propias de mi (o quizás si y aún tengo que seguir trabajando en eso) Molesto por no haber hablado a tiempo para no generar conflictos, sin darme cuenta que algunos de todos ellos sería la gota que rebalsara el vaso.

Acá estoy viéndote como me entregas "la razón" y "la verdad" de las cosas como si todo se redujera a ganar una discusión, o a una competencia por ver quién le gana a quién. No lo niego, muchas veces estuvimos ambos ahí, en esa postura. Pero hoy no soy ese y no estoy en ese plan.

Acá estoy pensando quién sos realmente. Cuáles son los sentimientos o las convicciones que te mueven de verdad. O cuán distorsionadas veo yo las cosas en función del amor que te tengo. Porque la contradicción es tan grande que ya no me cabe en el alma. Ya no más.

Y acá estoy pensando mucho, sintiendo fuerte. Y quizás el aprendizaje de todo esto es que el amor no todo lo puede. No todo lo soporta. No todo lo espera. Porque por amarte fui capaz de perdonar y tolerar lo que no debía. Y en ese amor, casi sin darme cuenta, me perdí a mi mismo. 

En fin, todos los boludos y boludas que alguna vez sufrimos por amor, perdonamos o al menos "hicimos la vista gorda" a cosas que no debíamos, que no se perdonan ¿Por qué? Los motivos pueden ser tantos y tan variados como las personas que están leyendo este post hoy, o como el boludo que las escribe.